Dentro de la "reducida" (en comparación a otros sectores profesionales mucho más numerosos) comunidad de investigadores en cibercriminalidad, es muy común acostumbrarse a que pocas noticias de ciberataques lleguen a filtrarse a los principales medios de comunicación, ya sea porque estos temas son difíciles de tocar para quienes redactan las notas debido al nivel de conocimiento requerido para redactar apropiadamente, o en un terreno de mayor especulación, debido a que esto significaría mostrar vulnerabilidades de poderosos organismos públicos y privados.
Si bien no quedó claro la razón por la cual el caso de data breach que se presentó a inicios del mes de enero de 2023 dentro de la Fiscalía de Quintana Roo no llegó a recibir una cobertura mediática considerable, sí nos hemos encontrado que la información filtrada corresponde a una enorme cantidad de registros de datos confidenciales (al menos así se planteaba en el mensaje de difusión de la información).
Es menester recordar que en los casos de ciberataques a gobiernos (y esto no se restringe a los gobiernos mexicanos) las versiones oficiales y las de los cibercriminales suelen distanciarse notoriamente (es oportuno recalcar que no se debe crear un sesgo de creencia basado en que las versiones de los gobiernos sean mentiras o que las de los ciberatacantes sean verdaderas).
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