Mientras existe una crisis sanitaria global y diversos gobiernos enfrentan retos presupuestales y de crisis económica con una amenaza probable de aumento de la criminalidad, el área de la ciberseguridad no ha ocupado un punto importante en las noticias diarias a pesar de que la cantidad de ciberataques han causado importantes estragos en las sociedades, especialmente en el tema de las noticias falsas con fines maliciosos.
Es por ello que la razón de esta entrada señala cuan inmersos están las principales potencias digitales del mundo en prevenir posibles ataques que resultarían en severas consecuencias para sus países, uno de ellos: Estados Unidos a través de su presidente Donald Trump ha firmado una importante orden ejecutiva para aumentar la seguridad en su sistema eléctrico después de haber encontrado indicios que este podría ser objetivo de un poderoso ataque cibernético.
¿Esta clase de ciberataques deberían ser considerados como temas de Seguridad Pública o Seguridad Internacional en países latinoamericanos? La respuesta aunque pudiera parecer obvia, resulta enormemente complicada de explicar a las sociedades de esta región ya que se tiende a considerar como los problemas más visibles los que deben atenderse inmediatamente, sin reflexionar si un ciberataque puede incluso representar un mayor daño para la seguridad de los ciudadanos que un ataque armado del crimen organizado.
Los antecedentes de este probable ataque al sistema eléctrico estadounidense se remontan a recientes intentos de intrusión en Ucrania donde se encontró que los mismos autores también realizaban ensayos para atacar otros objetivos de mayor envergadura.
De ahí que las fuerzas de ciberseguridad norteamericanas hayan elegido inmediatamente concentrar sus esfuerzos preventivos en la defensa de un sector que de atacarse e inhabilitarse en tan solo una noche o durante unas horas podría generar una cantidad millonaria de víctimas lesionadas y mortales.
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